FELICIDAD, ¡AGÁRRATE QUE VOY!

La felicidad, ese estado emocional que todos queremos alcanzar y extender al máximo, pero que no siempre resulta fácil. ¿Qué puedo hacer para ser (más) feliz?, esta es la pregunta que, sin duda, alguna vez ha pasado por todas y cada una de nuestras cabezas. Lógicamente, para una pregunta de tan gran escala, no puede haber respuesta sencilla: la felicidad, como todo, depende de múltiples factores y no existe fórmula exacta que podamos aplicar y que a todos nos funcione por igual. ¡Pero no te desanimes! y continúa leyendo, que yo asumo el compromiso de responder, aunque sea parcialmente, a tu pregunta.

Con frecuencia solemos esforzarnos por encontrar la felicidad de manera equivocada en las cosas materiales, queriendo insaciablemente tener más y mejor de cualquier cosa. Lo más sorprendente es que, en el fondo de nosotros mismos, sabemos que ese no es el camino que nos va a conducir a ese estado emocional tan codiciado. La ciencia ha demostrado que, una vez hemos cubierto nuestras necesidades básicas y podemos vivir con cierto margen de seguridad, protegidos de la desgracia y del sufrimiento, las cosas materiales no influyen de manera relevante en nuestra felicidad.

Por otro lado, también tendemos a dedicar más tiempo del saludable a pensar en los aspectos negativos de nuestra vida. Por lo general, nos resulta más sencillo responder a la pregunta ¿Qué te falta para ser feliz?, que a esta otra: ¿Qué tienes para ser feliz? Nos solemos concentrar más en aquello que no tenemos en lugar de valorar lo que tenemos, y resulta que, paradójicamente, uno de los factores que más contribuye a la felicidad es la gratitud.

En efecto, está demostrado que la gratitud aumenta los afectos positivos y la felicidad (McCullough, Emmons y Tsang, 2002; Watkins, Woodward, Stone y Kolts, 2003) y, por otro lado, reduce los afectos negativos y, en especial, la depresión (Watkins, Woodward, Stone y Kolts, 2003). Es decir que, cuanto más agradecida es una persona, más bienestar y felicidad experimenta y menos depresión y afectos negativos también. Estos resultados sostienen la idea de que la gratitud mejora el estado emocional de las personas y es un inhibidor potencial del trastorno emocional depresivo.

En general, suele resultar más fácil valorar los grandes eventos que ocurren en nuestra vida y sentirse agradecido por ellos. Algunos ejemplos podrían ser conseguir el trabajo deseado, casarse o formar una familia, entre otros; sin embargo, si uno espera a que ocurran grandes cosas para sentirse agradecido, poca gratitud experimentará a lo largo de su vida, pues no son eventos que sucedan con demasiada regularidad. Es mucho más frecuente que ocurran cosas pequeñas, que a menudo se dan por sentado, y que sin embargo esconden un valor que resulta de gran importancia para nuestra felicidad, como por ejemplo que tu pareja te prepare el desayuno por sorpresa, que tu perro te haga reír con alguna de sus gracias o que converses con alguien que aprecias después de mucho tiempo. ¿Qué hay detrás de estos hechos?, es a partir de esta pregunta donde empieza lo bonito.

Afortunadamente, tomar conciencia y sentirse agradecido por las pequeñas cosas que suceden en nuestro día a día es una cuestión de práctica. Se trata de mirar las cosas con mayor atención y pararse a pensar en eso que sí tienes, en lo que sí hay en tu vida y en lo positivo que acontece en ella. También te lo puedes plantear de la siguiente manera: ¿Qué temo perder en mi vida?, quizás así te resulte más sencillo identificar las cosas que profundamente valoras y de las que posiblemente no eres (tan) consciente en tu frenética cotidianeidad. Es más, probablemente te des cuenta de que muchas de las cosas que tanto valoras no son materiales ni grandes eventos que hayan sucedido en tu vida. Por ejemplo, quizás no quieras perder ese vínculo especial que tienes con tu pareja. Tomar conciencia de ello no solo te hará valorarlo y querer cuidarlo, sino también apreciar otras cosas del día a día que demuestran la complicidad que tenéis, como pueden ser esas intensas charlas que te da sobre lo ocurrido en el trabajo, que pueden llegar a resultarte muy aburridas o difíciles de seguir, pero que esconden su deseo de hacerte formar parte de su experiencia. Puede que lo que no quieras perder sea la profunda confianza que deposita en ti ese amigo o familiar y que, al tomar conciencia de ello, empieces a valorarla y a apreciar también otras cosas, como esas llamadas poco placenteras en las que te cuenta sus angustias y dificultades, abriéndose completamente a ti. O puede que lo que no quieras perder sea la compañía y el consuelo que te aporta tu mascota, especialmente en esos momentos de ánimo bajo y, al darte cuenta de ello, a parte de valorarlo, aprecies también cosas como el tiempo que pasáis juntos y las responsabilidades que asumes por ella, que nutren vuestra relación y hacen que luego te demuestre ese amor que tanto te reconforta.

Las personas agradecidas toman conciencia tanto de los grandes eventos como de los simples (Watkins, Woodward, Stone y Kolts, 2003) e incluso son capaces de entrever aspectos positivos en los eventos de vida negativos (Watkins, Grimm y Kolts, 2004). Y es que, el secreto está en el filtro con el cual miras las cosas, pues un suceso tan sencillo como que un ser querido te haga un tupperware con comida, puedes verlo como un simple gesto funcional o puedes ver mucho más en él: la intención, el amor, el tiempo y el esfuerzo que esa persona decidió invertir en esa comida, para ti. Como lo sugieren Watkins, Grimm y Kolts (2004), cuenta más la manera en que interpretamos el suceso, que el suceso en sí para sentirse agradecido.

¡Toma nota!: está demostrado que la simple práctica de escribir hasta un máximo de 5 cosas por las cuales uno se siente agradecido, bien sean pequeñas o grandes, aumenta significativamente el bienestar emocional y reducen el malestar (McCullough, Emmons y Tsang, 2002). En la misma línea, Seligman, Steen, Park y Peterson (2005) realizaron un experimento en el que pidieron a un grupo de participantes que cada noche, durante una semana, escribieran 3 cosas que hubieran salido bien durante el día, así como los motivos por los cuales pensaban que salieron bien. Los resultados no solo mostraron que los niveles de felicidad de los participantes aumentaron y los de depresión disminuyeron, sino que éstos continuaron sintiéndose más felices y menos deprimidos hasta incluso 6 meses después de haber hecho el ejercicio.

Y ya, para concluir, te invito a que veas un vídeo sobre un experimento llevado a cabo por el equipo del canal de Youtube The science of happiness, que se inspira en el ya mencionado estudio realizado por Seligman, Steen, Park y Peterson en 2005, y que demuestra la existencia de una relación de causa-efecto entre la gratitud y el aumento del bienestar emocional. En el experimento original, se pidió a un grupo de participantes que escribieran y entregaran personalmente una carta de agradecimiento a alguien que se hubiera mostrado particularmente atento o gentil con ellos y con quien no hubieran sido lo suficientemente agradecidos. Esta expresión de gratitud, además de aumentar los valores de felicidad de los participantes y reducir los síntomas de depresión de manera significativa, resulta ser una de las intervenciones de gratitud más eficaces que se conocen.

Si mostrarnos agradecidos hacia esas personas que hacen una diferencia en nuestra vida nos hace más felices ¿por qué no hacerlo con más frecuencia?

Ahora no solo sabes que sentirte agradecido y expresar tu gratitud te hará una persona más feliz, sino que además conoces distintas formas de hacerlo.

Aprovecho para darte las GRACIAS por haber leído hasta aquí y apoyar así mi proyecto.

PD: ¡Espero haber cumplido con mi compromiso inicial!

Enlaces a los vídeos:

Recuerda que puedes poner subtítulos en español desde la parte baja del vídeo: botón “subtítulos” y en el botón “parámetros” puedes seleccionar el idioma.

Experimento de gratitud / The science of happiness:

Los autores del canal animaron a los espectadores a realizar el ejercicio, a grabarse y enviar sus videos. Aquí están:

Ana Isabel García-Izquierdo Peribáñez

Psicóloga y psicoterapeuta

Graduada en psicología, especializada en psicología clínica y psicopatología integrativa por la Universidad Paris Descartes (formación académica, profesional y de investigación), psicoterapeuta con un enfoque integrativo certificada por la ARS de Île de France y Licenciada en Bellas Artes por la Universidad Politécnica de Valencia.

McCullough, M.E., Emmons, R.A. y Tsang, J. (2002). The grateful disposition : A conceptual and empirical topography. Journal of Personality and Social Psychology, 82, 112-127.

Seligman, M.E.P., Steen, T.A., Park, N. y Peterson, C. (2005). Positive psychology progress: Empirical validation of interventions. American Psychologist, 60, 410-421.

The science of happiness (2013). An experiment in gratitude. En línea https://www.youtube.com/watch?v=oHv6vTKD6lg&list=PLzvRx_johoA94j1Jbq18J-fEaB_NgvcHn&index=2&t=0s

The science of happiness (2013). Calling to say Thank You. En línea https://www.youtube.com/watch?v=I3G5sdUUd1Y&list=PLzvRx_johoA94j1Jbq18J-fEaB_NgvcHn&index=9&t=0s

Watkins, P.C., Woodward, K., Stone, T. y Kolts, R.D. (2003). Gratitude and happiness : development of a measure of gratitude, and relationships with subjective well-being. Social Behavior and Personality, 31(5), 431-452.

Watkins, P.C., Grimm, D.L. y Kolts, R. (2004). Counting your blessings : Positive memories among grateful persons. Current Psychology, 23, 52-67.

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